Imperdibles naturales de la región
SALTO DEL TEQUENDAMA
Al sur de la ciudad encontrarás un escenario de leyenda. La historia cuenta que hace años la Sabana de Bogotá estaba inundada (como castigo de los dioses al hombre). Bochica (sabio y dios civilizador) fue invocado y acudió al llamado desesperado de los muiscas; el sabio tocó con su báculo algunas rocas, generó un dique y el agua circuló formando una caida imponente de 157 metros de altura, así nació el Salto del Tequendama. En esta zona se han encontrado vestigios arqueológicos que hablan del carácter sacro y ancestral de este lugar.
LAGUNA DE CHINGAZA
Es una majestuosa montaña ubicada a 45 minutos de Bogotá, entre los municipios de Tabio y Tenjo (3.100 metros sobre el nivel del mar). En la tradición Muisca representó un lugar sagrado de gran importancia pues encarnaba la presencia de la energía femenina. Allí se encuentra una CUCA, especie de seminario o sitio de formación, lugar donde se internaban los jóvenes que eran seleccionados para ser los futuros caciques de la comunidad Mhuysqa, este lugar aislados de todo el mundo por varios años.
LAGUNA DE GUACHENEQUE
Para los muiscas el agua era uno de los símbolos de la vida y esta laguna era todo un epicentro ceremonial de protección a ella. Ubicada en el páramo de Guacheneque, cuna del río Bogotá, allí los frailejones y musgos conservan la humedad, la transforman en líquido, que más adelante se vuelve caudal y forma el río más importante de la sabana: el río Bogotá (Funzha para los muiscas) que guarada una profunda relación con las Futchas, guardianas del agua y sacerdotisas del orden de la luna.