Bogotá es una ciudad de contrastes, donde lo moderno y lo histórico se funden en una arquitectura que respira arte y tradición. Y esos contrastes los podrás ver, sobre todo, en nuestras iglesias, que son unas auténticas joyas arquitectónicas, en las que se destaca un estilo que cautiva con su imponente presencia y su místico simbolismo: el gótico. Aunque sus templos no siguen estrictamente los cánones del arte gótico surgido en Europa desde mediados del siglo XII, la ciudad guarda verdaderas maravillas neogóticas que han marcado la historia religiosa y cultural de la capital.
Si eres amante de la arquitectura, la historia o simplemente buscas un rincón de paz y belleza, aquí te presentamos cinco iglesias que no sólo desafían el tiempo con su majestuosidad, sino que te harán sentir más cerca del cielo.
Nuestra Señora del Carmen: ícono gótico con alma mudéjar
Ubicada en el corazón de La Candelaria, esta iglesia es una de las construcciones religiosas más emblemáticas de la ciudad. Su arquitectura, inspirada en el gótico sienés italiano con influencias árabes, es un espectáculo visual. Sus franjas blancas y rojas, que evocan un laberinto de historias y fe, hacen que su fachada sea inconfundible. En su interior, los vitrales traídos de España filtran la luz creando una atmósfera casi celestial.
No solo es una joya arquitectónica: también es un punto de devoción para los creyentes y cobra mayor relevancia durante la Semana Santa. Aquí, el arte y la fe se entrelazan para ofrecer una experiencia única en la ciudad.
Nuestra Señora de Lourdes: símbolo de Chapinero
Construida en 1875, esta iglesia es un verdadero hito del neogótico en Colombia. Ubicada en la plaza principal de Chapinero, su imponente torre cuadrangular y sus arcos de ojiva la convierten en un referente arquitectónico.
Sus vitrales policromados, elaborados por el maestro alemán Walter Wolf Wasserhouen, cuentan historias de fe a través de colores y formas. En su altar mayor, de mármol tallado, reposa la imagen de Nuestra Señora de Lourdes, coronada en 1988. Su importancia la llevó a ser elevada a Basílica Menor en 2016. Si quieres descubrir una iglesia que fusiona historia, arte y espiritualidad, este es el lugar.
Nuestra Señora de Chiquinquirá: un tributo al gótico tardío
Ubicada en la carrera 13 con calle 51, en el corazón de Chapinero, esta iglesia es un monumento a la devoción y a la arquitectura. Construida entre 1919 y 1950, su diseño se enmarca en el gótico tardío, con imponentes ornamentos y una estructura en ladrillo y piedra caliza.
Uno de sus mayores atractivos es su rosetón, que exhibe la imagen de la Virgen de Chiquinquirá acompañada por San Andrés y San Antonio de Padua. Este templo también guarda un importante legado histórico, ya que en 1986 fue visitado por el Papa Juan Pablo II, quien consagró a Colombia a la Virgen María.
Nuestra Señora de los Ángeles: un secreto en La Porciúncula
Es uno de los tesoros mejor guardados de Bogotá. Su diseño neogótico, con arcos ojivales y relieves en piedra, la convierte en una verdadera obra de arte. Construida a principios del siglo XX, se ha mantenido como un refugio de tranquilidad en medio de la ciudad.
El ambiente de recogimiento que se vive en su interior la hace el destino perfecto para quienes buscan un espacio de oración en Semana Santa o simplemente quieren apreciar la belleza de su arquitectura.
Nuestra Señora de las Nieves: donde el gótico se encuentra con el bizantino
En pleno centro de Bogotá, esta iglesia guarda una historia que se remonta a 1518. Su estructura original fue demolida tras el terremoto de 1917, pero su reconstrucción, inspirada en el diseño bizantino, le dio una nueva vida sin perder su esencia gótica.
Los vitrales de sus naves laterales, el altar mayor con columnas en espiral y su impresionante púlpito de madera tallada la convierten en una joya imperdible. Además, cuenta con una imagen de la Sagrada Familia que muchos consideran milagrosa.
El legado del gótico en Bogotá
Aunque estas iglesias no sean fieles al gótico puro de Notre-Dame (París) o la Catedral de Milán, sus estructuras verticales, vitrales coloridos y detalles arquitectónicos reflejan el espíritu de este estilo que buscaba acercarse a lo divino.
Recorrerlas es una experiencia que mezcla historia, arte y espiritualidad, y en Semana Santa, se convierten en espacios de devoción y reflexión. Si visitas Bogotá, no dudes en adentrarte en estas imponentes obras que desafían el tiempo y te invitan a tocar el cielo.
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