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Faltan pocos días para la COP-16, el evento más importante sobre cambio climático y biodiversidad en el mundo, que se celebrará en Cali entre el 21 de octubre y el primero de noviembre. Se esperan unos 12.000 asistentes de 190 países, entre quienes se destacan diez jefes de Estado, 103 ministros de Ambiente y 196 delegaciones de Naciones Unidas. 

Si eres uno de los asistentes y harás el ingreso y la salida Bogotá, debes saber que la ciudad tiene dispuestos cientos de atractivos de turismo de naturaleza que podrás visitar. 

La capital colombiana posee un tesoro inexplorado: el 75% de nuestro territorio es rural. Conservados humedales, parques urbanos, senderos para caminar, lagunas, cascadas y varios páramos. El más importante de ellos, Sumapaz: el más grande del mundo: hogar de los centenarios frailejones —planta que solo se da en altas temperaturas, como la nuestra—, de animales como el oso de anteojos y de cientos de especies de pájaros, entre ellas, varias endémicas. Un sistema de páramos que abastece gran parte del agua que se consume en la ciudad y una auténtica joya verde. 

Si tienes poco tiempo y no quieres ir muy lejos, debes incluir en tu visita a ese paraíso que es el Jardín Botánico José Celestino Mutis, responsable de la gestión integral de la cobertura vegetal capitalina y que alberga una red de circuitos que emulan ecosistemas presentes en el país, especialmente los altoandinos y de páramo. 

El Jardín Botánico José Celestino Mutis es un pulmón natural en medio de la ciudad. Foto: Ricardo Báez. IDT

O puedes ir a alguno de nuestros 15 humedales, que brotan como un oasis en medio de edificios y barrios residenciales. Santa María del Lago, La Conejera y El Burro son algunos de ellos. Otra opción son nuestros parques urbanos, que funcionan como pulmones en medio de la ciudad, como El Simón Bolívar, Los Novios y Timiza. Cuentan con senderos y bosques para caminar y con lagos que podrás navegar. Si no hay tiempo para ir a un restaurante, un pícnic improvisado en alguno de ellos sería una gran idea.  

Si eres amante del senderismo podrás caminar y respirar aire puro en los senderos de los cerros orientales mientras contemplas vistas privilegiadas de Bogotá y atraviesas bosques y avistan aves de todos los tamaños, colores y plumajes a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.  O puedes ir a la Quebrada La Vieja, en el concurrido barrio Chapinero.  

Otra opción son las rutas de biciturismo. El Sendero del Frailejón es una de ellas. Sale desde la localidad de Usme y atraviesa los imponentes paisajes naturales y rurales de Chipaque, Ubaque, Choachí, Une, La Calera y otros municipios de Cundinamarca. Por la bici no te preocupes: aquí te conseguimos una.

Los paraísos de nuestros alrededores

Son decenas de atractivos naturales los que conforman el circuito Bogotá Región. A una hora de Bogotá, por debajo de la tierra, existe un prodigio de la naturaleza: la Catedral de Sal. Ubicada en el municipio vecino de Zipaquirá, es un sistema de socavones donde en otras épocas se extraía la sal y que fue transformado en un destino que abraza la fe católica con un circuito que evoca el sagrado Viacrucis. 

A una hora y 20 minutos desde allí (a hora y 40 minutos saliendo desde Bogotá, en promedio), llegarás a las Lagunas de Siecha, cuyo nombre significa, en lengua muisca, ‘Hombre de agua’. Brotan como milagros en zona rural de la población vecina de Guasca dentro del Parque Nacional Natural Chingaza. Son tres espejos de agua sagrados para nuestros antepasados, que celebraban allí sus ceremonias y pagamentos. Como los mejores lugares, no está a la vuelta de la esquina. Para llegar es necesaria una caminata en ascenso de una hora —tal vez más, depende de las condiciones climáticas y del ritmo de los caminantes— y soportar el frío y trepar la montaña y rodear frailejones hasta encontrarse con esas maravillas que son Fausto, América y Siecha. 

Si quieres ir al Páramo de Sumapaz debes saber que el turismo está prohibido en este Parque Nacional Natural y que solo hay un lugar adaptado para la contemplación: el mirador de la la laguna de Chisacá, un espejo de agua que se pinta de azul o verde si el día está soleado, o de gris, cuando el sol se esconde entre las nubes. Pero sólo atravesar la carretera que conduce a este paraíso capitalino —adornada con miles de frailejones y cultivos de papa, frutas y hortalizas— habrá valido la pena.  

Dentro del mismo circuito Bogotá Región se destaca la Laguna de Guatavita: otro espejo de agua sagrado para nuestros ancestros muiscas. Si sales desde Bogotá llegarás en dos horas, en promedio, y tendrás que caminar hasta el mirador del escenario donde se desarrolló la ‘Leyenda del Dorado’. Los guías te contarán varias versiones de esa historia. Una de ellas narra cómo los indígenas, guardianes de este territorio, envolvían a los difuntos en sábanas, los ponían en una canoa y los rodeaban de velas, flores y con una gran cantidad de joyas y tesoros. Y que la canoa era hundida con todo lo que había encima de ella.  También se dice que el cacique era bañado en oro, que era una fascinación para los conquistadores españoles. Una balsa, tejida en finísima orfebrería, es la prueba de esa historia y la puedes apreciar en el Museo del Oro.

Y así, Bogotá te cautivará con sus tesoros naturales y sus historias. 

Bienvenidos a Bogotá, la casa de los ambientalistas y la casa de todos.

Si quieres más información sobre planes de naturaleza en nuestra ciudad, consulta: www.visitbogota.co o descarga la app (Visit Bogotá) en tu celular. 

 

 

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